Neurociencia y Mindfulness: Thinking Party
jmcalvoObservo a menudo cierta confusión en torno al concepto de Mindfulness y la tendencia a identificarlo con meditación. Aunque son dos conceptos que están muy relacionados conviene aclarar algunos matices.
La traducción literal de Mindfulness al castellano sería algo así como atención o consciencia plena. Yo lo definiría como una forma de afrontar la vida por medio de un estado específico de la atención.
El Dr Jon Kabat Zinn, quien ha sido el gran impulsor de esta disciplina en Occidente, propone una definición operativa de Mindfulness como la consciencia que surge de prestar atención con intención en el momento presente y sin juzgar… A mí me gusta definirlo como la capacidad que todos tenemos de prestar atención al momento presente de forma serena y neutral, es decir, sin dejar que nuestra mente sea arrastrada por sus propios automatismos: pensamientos, juicios, creencias o emociones…
Nuestra atención es bastante inestable por naturaleza y se pasa gran parte del tiempo de un lado a otro, desconectada del “aquí y ahora”. Esto es lo que llamamos mente errante…. A la Inestabilidad de nuestra atención se le suma la constante sobre-estimulación a la que estamos sometidos hoy en día, debido al ajetreo diario y el estrés cotidiano. Estas circunstancias, lejos de ayudar a centrar nuestra atención, alimentan más su inestabilidad, y provocan que nuestra mente todavía deambule más.
Esta modalidad de mente errante tiene muchas funciones adaptativas pero también nos arrastra a una forma de vida algo distraída, por medio de la cual desencadenamos viejos hábitos de pensamiento y comportamiento de forma inconsciente. Como si fuéramos en “Piloto Automático”. Mindfulness nos invita observar todos estos automatismos y vivir un poco más despiertos. Más atentos a nuestra propia experiencia y conscientes de nuestra vida.
En definitiva, Mindfulness es una cualidad universal de la atención que, en cierto modo, tenemos algo “dormida” y que por medio del entrenamiento podemos despertarla. Esta capacidad puede entrenarse y mejorarse.
Aunque no es la única, la principal forma de entrenamiento es la meditación. Por lo tanto la meditación sería la forma de entrenamiento mental que permite el desarrollo de la capacidad de atención plena. Tanto esta cualidad de la atención como las técnicas de meditación ya existían, pero la principal la novedad que aporta Mindfulness es el estudio científico de sus efectos en la estructura y función del cerebro así como en otros muchos ámbitos.
En esencia, meditar consiste en la realización de un esfuerzo interno para regular la atención, dirigiendo voluntariamente el flujo de información que corre por nuestra mente. Esta definición esencial puede tomar diferentes significados, en función del contexto en el que se practique y el sentido que se le dé. En el contexto de Mindfulness se entiende la meditación como un entrenamiento mental, que permite desarrollar la habilidad de prestar atención al momento presente, dándole un sentido práctico en la vida cotidiana. Desde este punto de vista no existe ningún tipo de connotación mística o religiosa y está despertando un gran interés entre la comunidad científica.
Aunque aún nos queda mucho por aprender acerca de lo que ocurre en nuestro cerebro, en términos generales y durante la práctica de Mindfulness en particular, sí podemos afirmar que produce efectos en diferentes niveles. Por ejemplo, algunos de los hallazgos con los que contamos hasta la fecha son:
- A nivel estructural, la investigación nos muestra que tras un programa de entrenamiento de 8 semanas, se produce un aumento en la densidad de la materia gris en zonas implicadas en procesos de aprendizaje, memoria, empatía y regulación emocional, entre otros.
- A nivel funcional, durante la práctica de Mindfulness estamos entrenando el músculo de la atención y también contamos con evidencias que avalan que se mejoran habilidades como la atención sostenida y el control de la atención.
- A nivel molecular también influye aumentando los niveles de dopamina y melatonina, modulando la actividad de la serotonina, y reduciendo los niveles en el caso del cortisol y la noradrenalina.
Por estos motivos y el crecimiento exponencial de la literatura científica al respecto, podríamos decir que, en cierto modo, Mindfulness es Neurociencia. De hecho a este campo se le denomina Neurociencia Contemplativa. Desde mi punto de vista esto es muy importante, pero Mindfulness engloba otros muchos aspectos, ya que implica hacernos conscientes de nuestra realidad, tanto interna como externa, y de cómo nos relacionamos con ella. En este sentido tendría que ver más con una actitud y un modo de vida.
La pasada edición 2016 de la Thinking Party del Espacio Fundación Telefónica estuvo centrada en cómo el conocimiento del cerebro está cambiando el mundo y ayudando a redefinir qué nos hace humanos. En ella participaron 10 ponentes de referencia – dos de ellos Premios Príncipe de Asturias – en el ámbito del conocimiento del cerebro. En mi ponencia “Las limitaciones que nos imponemos. Ejercicio colectivo de Mindfulness”, hablé del concepto y conduje una práctica en vivo para todo el auditorio. Puedes acceder a ella en el siguiente video:
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